Opinión

Ciencia y educación, dos cargas opuestas buscando lo mismo

Por Pablo Santiesteban / 8 de octubre de 2021
Columna de opinión de Alexandra Suárez, coordinadora de Operaciones Enseña Chile Magallanes.
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En 2018 se estableció en Chile el Día Nacional de la Ciencia y la Tecnología, que se celebra el primer domingo de octubre de cada año. A partir de esto durante este mes, se impulsan distintas iniciativas que buscar acercar la CyT a la comunidad. Pero, ¿qué tan cerca está hoy? La II Encuesta Nacional de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología (CyT) de 2018, aplicada a cerca de 8 mil personas de distintas regiones del país antes de la pandemia, muestra varios puntos que son relevantes de compartir y analizar. En ella se consulta sobre algunas de las actividades de la vida cotidiana que los encuestados han realizado en los últimos 12 meses y las últimas opciones escogidas a esta pregunta fueron visitar una biblioteca pública, un museo, o un laboratorio o institución de CyT.  

Sin embargo, cuando se pregunta si “creen que en los próximos veinte años el desarrollo de la ciencia y la tecnología traerá muchos, bastantes, pocos o ningún beneficio para nuestro mundo”, el 81.5% piensa que traerá muchos o bastantes beneficios. En contraste con ello, el 74.3% de los encuestados piensa que la CyT también traerá muchos o bastantes riesgos para nuestro mundo. Dentro de la misma, impacta conocer que el 60% de los encuestados piensa que la CyT son responsables de la mayor parte de los problemas medioambientales actuales, que sólo el 32.5% piensa que el desarrollo de CyT ayudará a disminuir las desigualdades sociales, y que sólo un 24.9% piensa que la CyT es mejor desarrollada por mujeres que por hombres. ¿Cómo podemos luchar contra estos prejuicios? Creo que la respuesta está en acercar ciencia y educación. 

Para mí, luego de conmemorar este Día Nacional de la Ciencia y la Tecnología, de releer los resultados de esta encuesta, y estar trabajando en educación con fundación Enseña Chile en la región más austral del país, como astrónoma se me hace fácil ver similitudes entre dos mundos en ocasiones tan lejanos como la ciencia y la educación. Veo que tanto la ciencia como la educación enfrentan problemas multifactoriales en los que diversos actores interaccionan y se desafían a encontrar soluciones rápidas, concretas y a corto plazo. En estas dos áreas se nos invita a ser curiosas y curiosos, a maravillarnos con nuestro entorno, con el Universo, a visualizar el impacto de nuestras acciones y a desarrollar habilidades que muchas veces no practicamos, como el pensamiento crítico y la colaboración.  

En educación, la UNESCO nos invita a abordar un tema fundamental para los actuales y futuros estudiantes, las llamadas “Habilidades para el Siglo XXI”. En ellas podemos encontrar variadas temáticas que se relacionan directa o indirectamente con CyT, y que desafían a los profesionales de ambos mundos a conocerse, conversar y colaborar. Por una parte, es imperante que los científicos salgan de sus laboratorios para impactar en las salas de clases junto a las y los docentes, entregando modelos de rol, ocupando y creando nuevas y diversas instancias de divulgación y comunicación de la ciencia. Por otra parte, es importantísimo que los y las profesoras tengan apertura al cambio, investiguen, actualicen sus recursos educativos y estén dispuestos a seguir aprendiendo. Lo anterior no tiene sentido si ambas partes no ponen su foco en las personas, en los niños, niñas y jóvenes que buscan aprender y descubrir el mundo. Estas nuevas habilidades deben ser entregadas con un propósito, a partir del cual ellos y ellas sean protagonistas de su aprendizaje y capaces de demostrarlo, viviendo continuamente emociones movilizadoras que los inviten a encontrar sentido en sus aprendizajes.  

Según la encuesta antes mencionada, el 81.4% de los encuestados menciona que una persona decide trabajar en CyT por vocación, palabra comúnmente asociada en nuestro país a la labor de los profesores. Además, en este mismo instrumento los científicos y profesores aparecen como las profesiones de más prestigio en la sociedad. Así, a pesar de parecer mundos lejanos, en ocasiones con poca sinergia entre sí, ciencia y educación impactan día a día la vida de millones de personas, entregando herramientas que aseguren un desarrollo sostenible del entorno para crear juntos una sociedad mejor. 

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