Colonización de Aysén: pioneros de una región (Parte IV)

[#HistoriasDiarioSur] La compañías explotadoras de madera y crianza de ganado también permitieron futuros asentamientos como Río Cisnes, Puesto Aysén, Cochrane y el propio Coyhaique.

La colonización de Aysén se llevó a cabo con esfuerzos espontáneos, pero también con la intervención de sociedades comerciales que explotaron la tala de madera nativa o la crianza de ganado y que fueron abriendo caminos y mejorando las comunicaciones en terrenos indómitos. A principios del siglo XX muchas personas se sumaron a estas compañías para asentar el futuro de lo que hoy es Aysén, muchos son los nombres anónimos de pioneros que dieron su vida por forjar las futuras ciudades y también hubo abusos empresariales contra los trabajadores donde el caso más bullado fue la tragedia de la Isla de los Muertos.

Cuando recién partía el siglo XX y ya definido el laudo arbitral entre Chile y Argentina, firmado por ambos países el 20 de noviembre de 1902, se emprendió con entusiasmo la colonización del territorio de Aysén. En ese proceso entran en acción las sociedades explotadoras.

Una de las primeras fue la Sociedad Industrial de Aysén (SIA). En 1903 se concedió al puntarenense Luis Aguirre el permiso para ocupar por veinte años los valles de Coyhaique, Mañihuales y Ñirehuao y así formó la Sociedad con capitales de la acaudalada familia Braun de Punta Arenas.

Al llegar a Aysén, la sociedad se encontró que en el lugar ya estaba establecido hacía veinte años el empresario de Chonchi Ciriaco Álvarez, más conocido como “el Rey del Ciprés”, pero éste optó por venderle sus mejoras a la sociedad.

La sociedad concesionaria se instaló en el casco central de la estancia en la confluencia de los ríos Simpson y Coyhaique y hacia 1914 ya se encontraba en plena producción. Antes de que terminara la segunda década del siglo XX ya habían cerca de 75 las familias que colonizaron espontáneamente territorios y en 1917 habían fundado la ciudad de Balmaceda. Mientras estas familias trabajaban en preparar campos y traer sus animales desde Argentina, abriendo sendas y caminos, en la capital se adjudicaban estos mismos terrenos a los señores Asenjo y Bate y en especial al empresario suizo Carlos von Flack. Esto produjo el enfrentamiento llamado “la Guerra de Chile Chico” que enfrentó a 60 colonos contra policías militares que llegaron a la zona a desalojarlos en nombre de la SIA. El conflicto terminó con el gobierno retractándose y dándole la razón a los colonos que se habían instalado en lo que hoy es Lago Verde, O`Higgins y Balmaceda.

En 1928, se estipuló un nuevo contrato de arrendamiento entre el Estado y la SIA, por medio del cual buena parte de las tierras volvieron al fisco, alargándose la concesión por 15 años, a partir de 1932. En el antiguo casco central de la SIA se fundó, en 1929, el pueblo de Baquedano, que poco después pasaría a llamarse Coyhaique.

LA “ANGLO CHILEAN”

En junio de 1903 el Gobierno de Chile otorgó concesiones de tierras a Joaquín Rodríguez Bravo y Antonio Allende. Posteriormente ambos traspasaron los derechos de la concesión a la Anglo-Chilean Pastoral Company, una sociedad ganadera formada con el fin de explotar dichas tierras concesionadas y que permitió que varios colonos galeses, escoceses y neozelandeses llegaran a poblar el territorio. Así, en 1904 comienza a levantarse la infraestructura inicial, muy rústica, para comenzar las labores de crianza de ganado ovino principalmente. Esto dio origen a la Estancia Río Cisnes que a futuro se transformó en la comuna que lleva ese nombre, según datos de publicaciones como “Expediente Técnico Estancia Río Cruces” de Patricia Soto y “Aisén, voces y costumbres” de Leonel Galindo.

Hacia 1908, la estancia ya tiene varias instalaciones en el casco ubicado cerca de la frontera con Argentina. En 1924 y bajo la administración y propiedad de Juan Dun (antiguo administrador de la Sociedad Industrial del Aysén en Puerto Aysén y Coyhaique), la estancia pasa a manos de una nueva figura legal, la Sociedad Ganadera Río Cisnes, que operó regularmente hasta los años sesenta, periodo en que se produce la Reforma Agraria y la propiedad se ve afectada por sucesivas expropiaciones y modalidades de entrega de tierras, primero a un pequeño grupo de propietarios y posteriormente a varias familias del área.

Hoy la estancia Cisnes aún posee sus antiguas instalaciones que fueron declaradas patrimonio histórico por el Consejo de Monumentos Nacionales en 2009.

EL SEÑOR DEL BAKER

En 1904 se dio inicio al primer intento de colonización del valle del río Baker, al sur de Aysén, con la constitución de la Sociedad Explotadora del Baker. Esta sociedad recibió en arrendamiento, por parte del Estado, 797.500 hectáreas, comprometiéndose a instalar 40 familias de colonos y sacar su producción por el Océano Pacífico, para lo cual se requería la construcción de una senda desde los valles interiores hasta el mar. Hacia 1909 el proyecto había fracasado completamente y dejó en 1906 la triste estela de la muerte de 59 obreros de la Compañía fallecidos en misteriosas circunstancias en el sector Bajo Pisagua. La prensa de aquel año difundió que aquellos obreros murieron de hambre y en otras informaciones se habló que murieron por el escorbuto. Una tercera fuente fue más siniestra, aseguró que aquellos hombres fueron envenenados para evitar el pago de salarios. Como sea, al hecho se le bajó el perfil por las autoridades chilenas de la época que no veían con buenos ojos los movimientos sindicales que se estaban formando y que tenían simpatía con ideas marxistas.

De los 59 fallecidos, 33 fueron sepultados en una isla llamada la Isla de los Muertos que desde 2001 es Monumento Nacional. La isla, un parejo de silencio, belleza y algo de desolación, sobrecoge al ver las cruces hechas de madera de ciprés que aún existen, pese a que han pasado más de 100 años de la tragedia.

Según Danka Ivanoff en su libro “El señor del Baker”, en 1916 el territorio del Baker fue nuevamente entregado en concesión a la Sociedad Estancia Posadas de Hobbs y Cía. y en principio la administración estuvo a cargo de Carlos Wood, quien fue asesinado en un confuso incidente, por lo que se contrató al británico argentino Lucas Bridges para hacerse cargo de la empresa. 

Bridges, hijo de un misionero anglicano fundador de Ushuaia, criado en Tierra del Fuego y de amplia experiencia en el ámbito, se esforzó para abrir la ruta hacia el Pacífico, para lo que habilitó el puerto de Bajo Pisagua en la desembocadura del río Baker.

Pero el elevado costo de esa ruta y los conflictos con colonos que se habían establecido espontáneamente en la región, obligaron a la sociedad concesionaria a concentrar sus propiedades en el valle Chacabuco. Así quedó reducido el arrendamiento en 1929, tras la creación del territorio de Aysén en 1927, y posteriormente, en 1954 se fundó oficialmente el pueblo de Cochrane, en el valle del río del mismo nombre, convirtiéndose en el núcleo de una vasta zona todavía escasamente poblada y de difícil acceso.

Bridges estuvo a cargo de la administración hasta 1944 y es recordado como un emprendedor tenaz que logró domar la naturaleza, aunque los maldicientes también lo apuntan como “chivo emisor” de todas las tropelías que ocurrían en la zona. Murió en 1949 en Buenos Aires, Argentina, y pese a los años en que estuvo en Aysén ninguna calle lleva su nombre.