Gauchos chilenos, su estampa y su herencia (Parte III)

[#HistoriasDiarioSur] La incomprensión afuerina por los problemas limítrofes con Argentina, los oficios rurales y las salvajes jineteadas patagónicas.

Las pampas de la Patagonia son el señorío de los gauchos chilenos, el personaje típico de la zona austral que a punta de trabajo y sacrificio le dio identidad a toda una zona. No fue el huaso chileno el que levantó los pueblos de Aysén y Magallanes, sino que colonos chilotes y extranjeros y chilenos que vivían en Argentina que hicieron una fusión de culturas, dándole un patrimonio e identidad a las nuevas generaciones.

En lo que respecta a Aysén, después de 1927 -año en que se crea la región por decreto del presidente Carlos Ibáñez del Campo- llegaron autoridades que no necesariamente eran originarios de la región. En años en que los conflictos limítrofes con Argentina estaban muy vigentes y al rojo vivo a estas autoridades les chocaba ver a campesinos chilenos vestidos a la usanza argentina, sin comprender la historia que originó a Aysén y el contexto social que se vivió en pueblos que les resultaba más fácil pasar la frontera que viajar a Coyhaique o Puerto Aysén a hacer trámites tan cotidianos como comprar utensilios básicos o alimentos u otros más solemnes como bautizar un niño o casarse.

Muchos chilenos afuerinos intentaron imponer el trajo de huaso y la cueca, sin considerar que eso venía de una cultura chilena muy diferente y que poco o nada tenía que ver con la vida patagónica chilena. Uno de los que promovió la cueca en Aysén fue el fallecido teniente de Carabineros Hernán Merino Correa, que hasta los días de hoy es visto como héroe por algunos, mientras que para otros no lo fue tanto.

Hoy la mezcla de las costumbres del Chile central con el Chile patagónico es natural, pero también hay que considerar en esa identidad el legado de colonos argentinos, alemanes y en menor grado escoceses e irlandeses.

OTROS OFICIOS

En el capítulo anterior se vieron los distintos oficios de los gauchos donde se destacaba el de ovejero y arriero, muy relacionado con el cuidado del ganado ovino o caprino. Además de esos están los de leonero y puestero.

El leonero es el gaucho que acompaña al piño de ovejas, con una carabina al hombro, y vigila y proteje de algún deprededor, en especial de los pumas. A principio del siglo XX los colonos temían el ataque de pumas a los rebaños e incluso de los caballos, por lo mismo contrataban a los leoneros que eran personajes dotados de coraje y paciencia y expertos en el rastreo.

Otro oficio era el de puestero y que por lo general se hace en época de verano, cuando los rebaños son esquilados y llevados a terrenos altos a pastar, lejos de los terrenos bajos de las estancias, por lo mismo se hace imprescindible que algunos de los peones se vayan a “vivir” con el rebaño en ranchos que han sido instalados allí con el propósito de servir como “puestos” de vigilancia de las ovejas y corderos trasladados. Estos peones son los “puesteros” y antiguamente soportaban pocas comodidades y parecían unos verdaderos desterrados de la civilización.

Actualmente los ranchos de los puesteros han mejorado de manera ostensible, contando incluso con dos ambientes, ha sido célebre la famosa “caravana”, un tipo de rancho con ruedas de unos 10 metros cuadrados obviamente de una sola pieza, que tiene la ventaja de ser trasladado con relativa facilidad de un campo a otro por medio de bueyes o tractores. Este rancho muy pequeño por cierto, sirve de casa al puestero durante la mitad del año y en algunos casos durante todo el año.

LAS JINETEADAS

Pero uno de los oficios más aguerridos de los gauchos es el de jinete. Son famosas las “jineteadas” patagónicas las que incluso han trascendido Aysén y Magallanes y se muestran en encuentros folclóricos o de tradiciones, no sólo de en Chile, sino que en el extranjero.

Si el rodeo es el deporte criollo por excelencia en casi todo Chile, en la Patagonia son las jineteadas las que causan el interés del público, todo ello acompañado por la rica gastronomía patagona y la música. 

En las regiones del norte se le llama a este deporte domadura, pero es un error, pues la jineteada no tiene la intención de amansar a un caballo, al contrario, el objetivo es mostrar a un hombre y a un caballo en una lucha donde el jinete trata de mantenerse sobre el animal arisco, durante un periodo de tiempo determinado. El caballo debe derribar al hombre en ese tiempo y si no lo consigue el hombre gana el duelo. La intención es que el animal se muestre lo más bravo posible y que se mantenga así, ya que ese es el sentido del espectáculo en una jineteada.

Los caballos que se usan para los festivales de jineteadas, son llamados “reservados” y son seleccionados precisamente por su habilidad para corcovear. Los dueños de las tropillas de reservados potencian a sus animales, entrenándolos con muñecos y peones suicidas para acostumbrarlos a voltear cualquier cosa que se les suba al lomo.

La mayoría de los “reservados” permiten que se les acerquen, que los lleven hasta el palenque, que los ensillen, que les pongan un pañuelo en los ojos y que se les suba el jinete sin presentar demasiados inconvenientes, pero cuando suena la campana el caballo se transforma y comienza la lucha, azuzados por los gritos de los espectadores.

El espectáculo a veces parece brutal, pero la jineteada es una tradición y una fiesta en los campos patagónicos. Esta actividad es netamente gaucha y se practica en Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y la Patagonia chilena.

VER PARTE 1:

https://www.diarioregionalaysen.cl/noticia/historiasdiariosur/2020/12/gauchos-chilenos-su-estampa-y-su-herencia-parte-i

VER PARTE 2:

https://www.diarioregionalaysen.cl/noticia/historiasdiariosur/2020/12/gauchos-chilenos-su-estampa-y-su-herencia-parte-ii